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LA FALSA APARIENCIA
Cuento
Un día, por encargo de su abuelita, Adela fue al bosque en busca de setas para la comida. Encontró unas muy bellas, grandes y de hermosos colores llenó con ellas su cestillo.
-Mira abuelita -dijo al llegar a casa-, he traído las más
hermosas...
¡mira qué bonito es su color escarlata!
Había otras más arrugadas, pero las he dejado.
-Hija mía -repuso la anciana-
Esas arrugadas son las que yo siempre he recogido. Te has
dejado guiar por las y apariencias engañosas y has traído a casa hongos que
contienen veneno. Si los comiéramos, enfermaríamos; quizás algo peor...
Adela comprendió entonces que no debía dejarse guiar por el
bello aspecto de las cosas, que a veces ocultan un mal desconocido.
Autor: Maria Alejandra
Edad: 10 años
Ciudad: Bogotá, Colombia
(Tomado de Internet para ilustrar como ejemplo.)
VERDADERA JUSTICIA
Cuento
Hubo una vez un califa en Bagdad que deseaba sobre todas las
cosas ser un soberano justo. Indagó entre los cortesanos y sus súbditos y todos
aseguraron que no existía califa más justo que él.
-¿Se expresarán así por temor? -se preguntó el califa.
Entonces se dedicó a recorrer las ciudades disfrazado de
pastor y jamás escuchó la menor murmuración contra él. Y sucedió que también el
califa de Ranchipur sentía los mismos temores y realizó las mismas
averiguaciones, sin encontrar a nadie que criticase su justicia.
-Puede que me alaben por temor -se dijo-.
Tendré que indagar
lejos de mi reino.
Quiso el destino que
los lujosos carruajes de ambos califas fueran a encontrarse en un estrecho
camino.
-Paso al califa de
Bagdad! -pidió el visir de éste.
-Paso al califa de
Ranchipur! .-exigió el del segundo.
Como ninguno quisiera
ceder, los visires de los dos soberanos trataron de encontrar una fórmula para
salir del paso.
-Demos preferencia al de más edad -acordaron.
Pero los califas
tenían los mismos años, igual amplitud de posesiones e idénticos ejércitos.
Para zanjar la cuestión, el visir del califa de Bagdad preguntó al otro:
-¿Cómo es de justo tu amo?
-Con los buenos es bondadoso -replicó el visir de
Ranchipur-, justo con los que aman la justicia e inflexible con los duros de
corazón.
-Pues mi amo es suave con los inflexibles, bondadoso con los
malos, con los injustos es justo, y con los buenos aún más bondadoso.
-replicó el otro
visir.
Oyendo esto el califa
de Ranchipur, ordenó a su cochero apartarse humilde-mente, porque el de Bagdad
era más digno de cruzar el primero, especialmente por la lección que le había
dado de lo que era la verdadera justicia.
Autor: Pablo
Edad: 12 años
Ciudad: Bogotá, Colombia
(Tomado de Internet para ilustrar como ejemplo.)
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