Janjao era un niño que
poseía un buen corazón, más era muy desobediente.
Su madre vivía para
darle consejos, diciéndole:
¡Janjao, no juegue
con fuego, pues usted se puede quemar!
¡Janjao, baje de ese
muro, usted se puede caer y machucarse!
¡Janjao, cuidado con
ese cuchillo, hijo mio! ¡El es muy peligroso!
Más, como si nada.
Janjao continuaba lo que estaba haciendo, fingiendo no oír las recomendaciones
de su madrecita.
Cierto día, Janjao y
Pedrito, su mejor amigo, estaban aburridos. Ya habían saltado en el escondite,
jugando con las bolas de cristal, pega-pega, etc. Y no sabían más que hacer.
Janjao tuvo una idea
luminosa:
¡Ya se! ¡Vamos a
hacer un cohete!
¿Un cohete? , Repitió
Pedrito, sorprendido, ¿Más no es peligroso?
Si, una cohete. Y no
es peligroso no, no soy miedoso. Ve a comprar el papel y la cola.
¿Yo? ¿Por qué yo? ¡La
idea fue suya! Gruño Pedrito.
Está bien. Entonces
voy yo.
Trabajaron toda la
tarde en un cuartito que existía en el fondo de la casa de Pedrito. Sabían que
la madre de el estaría ocupada trabajando y no lo percibiría.
Después de pronto,
aguardaron con mucha ansiedad el anochecer. Al final, para tener gracia, el
cohete tenía que ser tirado por la noche.
Tiraron el cohete y
quedaron observándolo para ver si subía.
El cohete fue
henchido... henchido... henchido hasta que lentamente comenzó a subir.
Los chavales
demostraban animación y alegria. En poco tiempo, el lindo cohete colorido fue
subiendo... subiendo… subiendo para el cielo, cada vez más alto. Luego, se
torno apenas un punto luminoso como si fuese otra estrella del firmamento.
Después, se escondió detrás de unos grandes árboles y los chavales la perdieron
de vista.
Del cohete colorido
solo quedo el recuerdo. Aun conversaron un poco más recordando, emocionados, la
linda subida del cohete.
Janjao, acordándose de
que ya era tarde y sus padres deberían estar preocupados, se despidió y se
retiro.
Moraba en un sitio y
precisaba andar un poco por el campo para llegar hasta su casa. De lejos,
divisó un inmenso claro que iluminaba el cielo, ahuyentando la oscuridad.
Apretó el paso y luego percibió que el fuego venia de su casa.
Al aproximarse, vio las
llamas devorando las paredes de su casa, los muebles en la calle, personas que
corrían con cubos de agua, intentando contener el fuego. Su padre, preocupado,
andando de un lado para otro, su madre y su hermana llorando. Afligido
pregunto:
¿Qué aconteció, papa?
Estábamos preocupados
sin saber donde estaba usted. Pensábamos hasta que podría estar dentro de la
casa en llamas. Alguien ando soltando cohetes y, cuando nos dimos cuenta, el
fuego ya extendido tomo cuenta de todo, como usted ve. Con ayuda de amigos
conseguimos aun salvar alguna cosa, gracias a Dios.
El chaval, arrepentido,
y percibiendo lo que había hecho, comenzó a sollozar:
Papa pernoneme. La
culpa es toda mia. Fue quien prendió el cohete, más nunca podría imaginar que
causaría tantos daños.
El padre suspiró,
comprendiendo el sufrimiento del hijo, y le dijo severo:
¿Esta viendo, hijo
mio? ¿Por ser desobediente, cuanto mal causo usted? Gracias a Dios, los
prejuicios son apenas materiales, y, aunque seamos pobres, conseguiremos vencer
y recuperar el prejuicio que tuvimos. ¿Más, y si alguien hubiese perdido la
vida?
Janjao lloraba
desconsoladamente.
Perdóneme, papa.
Ahora yo comprendo el mal que causé y que, cuando mama dice que es peligroso,
es porque ella está viendo lo que puede acontecer.
El padre abrazó al hijo
y desde ese día en adelante Janjao de volvio un chaval diferente, más
responsable, y hasta comenzó a trabajar para ayudar a su padre a cubrir los
daños que involuntariamente causara.
FIN.
Tía Celia.
Traducción: MERCEDES CRUZ REYES - MERCHITA926@telefonica.net
Fuente: El Consolador - Revista Semanal de Divulgación Espírita.
Autora: Célia Xavier Camargo.
Las historias relacionadas
aquí fueron retiradas, en su mayoría, del periódico Seara Espírita, de
responsabilidad del Grupo Espírita Seara do Mestre, publicación mensual,
actualmente con 50.000 ejemplares, y otras fueron creadas por evangelizadores
para sus clases de evangelización. Fuente:
http://www.searadomestre.com.br/
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