sábado, 4 de agosto de 2012

La Naturaleza




No, madre. No voy a mojar las plantas. ¡A mí no me gusta la naturaleza!

Pero, hija, la naturaleza no son sólo las plantas. La naturaleza fue creada por Dios y es un regalo. Ella incluye las plantas, los animales, las flores, el agua, el aire, la lluvia, el mar, el cielo, las nubes…

A mí no me interesa, madre. Por mí la naturaleza no necesitaba existir.

La madre de Marcia silenció por algunos minutos.

¿Y si ella no existiera para usted por un día?

Por mí todo bien, contestó la chica. Sería muy bueno.

Entonces está combinado. Mañana no habrá la naturaleza en su vida. ¿Qué tal?

Marcia desconfió un poco de la propuesta de su madre, pero concordó. Ella pensó que sería bueno no tener que regar las plantas, barrer las hojas del patio o cortar el césped.

En el día siguiente, cuando despertó, fue lavar el rostro y cepillar los dientes, pero no había agua. Fue poner su uniforme de la escuela, pero no encontró la camiseta. Llegando a la cocina, no encontró su café hecho. En la mesa sólo un billete:

“La leche viene de la vaca. El azúcar tiene su origen en la caña de azúcar y el café es una planta también. El pan viene del trigo y las frutas tienen su origen en la naturaleza”.

Marcia creyó ser bueno salir sin tomar café, pues estaba sin hambre mismo y la madre no insistiría para que ella comiera. Preguntó por la camiseta del uniforme, pero la madre le contestó que era de algodón, que era una planta y que, por lo tanto, no podría vestirla en aquel día. Extrañó a Vivi, su gata, que siempre le daba buenos días con un cariño especial, pero luego quedó sabiendo que ella estaba pasando el día en la vecina, pues los animales eran parte de la naturaleza.

Cuando entró en el coche la chica se rio de la madre al decir para ir de ojos cerrados hasta la escuela, pero quedó sabiendo que era para no ver los árboles y las flores que dejaban el camino tan bonito en la primavera.

En la escuela, cuando abrió su mochila no encontró a su cuaderno y sus lápices, pero sólo un billete:

“El cuaderno y el lápiz vienen de los árboles”. Un beso. Su madre”.

Aburrida, pidió una hoja y un lápiz prestado. En la hora del recreo, en lugar de su merienda había otro billete:

“No pensé en nada para usted comer que no viniera de la naturaleza. Lo siento”.

Al llegar a casa, sintió el olor del almuerzo y fue hablar con su madre.

En este momento de la historia el evangelizador puede cuestionar los evangelizandos: ¿Qué ustedes creen que ella ha hecho? ¿Qué ustedes harían?

Ella estaba con hambre y arrepentida de la tontería que dijo en el día anterior. Mientras ella hablaba con su madre, admitiendo que no podía vivir sin la naturaleza Vivi, la gata, vino a darle los bienvenidos.

La madre abrazó cariñosamente la hija y le pidió que hiciera una oración antes del almuerzo, como era de costumbre de la familia. En aquel día, Marcia pidió perdón a Dios y agradeció al Creador por Él tener creado la naturaleza, pues percibió que ella era un regalo de Dios a los seres humanos, y que sin ella no sería posible vivir en el planeta.

FIN.
  
Claudia Schmidt


Las historias relacionadas aquí fueron retiradas, en su mayoría, del periódico Seara Espírita, de responsabilidad del Grupo Espírita Seara do Mestre, publicación mensual, actualmente con 50.000 ejemplares, y otras fueron creadas por evangelizadores para sus clases de evangelización.  Fuente: http://www.searadomestre.com.br/

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