Morando en un lindo
recanto del campo, entre flores coloridas y perfumadas, árboles frondosos y
amigas, Vavá la luciérnaga, vivía siempre insatisfecho.
Se sentia pequeño e
inútil. Volaba sobre las rosas y admiraba la belleza y el perfume, se deleitaba
con las mariposas que pasaban vestidas elegantemente de multicolores. Oía con
asombro el canto mágico de los pájaros en las ramas del arbolado y se
entristecía por no conseguir emitir una nota siquiera. En el fondo, tenia una
envidia profunda de ellos, de las rosas, de las mariposas y de todos los que
eran diferentes de el.
¿Por qué Dios lo haría
así? ¡El no era bonito como las mariposas, no era perfumado como las rosas y no
sabia cantar como los pájaros!
La única cosa que
poseía era aquella incomoda linternita en la parte trasera de su cuerpo y que
nadie más tenia. ¡Solo el!
Si aun fuese una luz
bonita y brillante, como la de las estrellas que Vavá contemplaba por la noche,
o como aquellos postes de luz que el veía de vez en cuando en la ciudad, seria
diferente. Tendría orgullo de ella. ¡Más como! ¡Esa luz debil y oscilante no
servia para nada!
Cierto día, Doña Coelha apareció dando
saltos, muy preocupada con su hijo defectuoso. El pequeño estaba enfermo y ella
precisaba de una determinada planta para hacer una infusión.
Pidió ayuda a la
mariposa:
Más la borboleta respondió,
abriendo las alas coloridas:
¿Como procurar? ¡Esta
poniéndose oscuro y no veo nada!
Amiga Borboleta,
ayúdeme a encontrar el remedio para mi hijo.
¡Me gustaría de
ayudarla, más, infelizmente, no puedo andar, y, aun mismo que pudiese, con esa
oscuridad seria imposible!
Doña Coelha agradeció
y, encontrando al pajarillo, le pidió:
¿Usted que anda por
tantos lugares, podría ayudarme a procurar la planta que necesito para curar a
mi hijo?
El pajarillo quedó
pensativo y después respondió, atento:
Creo que se donde
encontrar la planta que la señora procura, Dola Coelha, más está muy oscuro y
no puedo volar, pues toparía en los árboles. Más Allá de eso, no se el lugar
exacto y ahora de noche seria imposible encontrarla.
La pobre conejilla
quedó muy triste y ya se disponía a desistir de su intento y retornar a su
hogar sin la planta necesaria. Más los bichitos que se juntaron para analizar
el problema, preocupados con la situación de la pobre madre, comenzaron a
discutir cual era la mejor solución.
Doña Coruja, que oía
todo en silencio, acomodada en un hueco de un árbol, sugirió:
Solo conozco a alguien capaz de ayudar
en este momento tan difícil.
¿Quien?¡¡ -
preguntaron todos al mismo tiempo:
¡La luciernaga Vavá!
Se miraron
sorprendidos. ¿Como no pensaron en eso antes?
EU???...
¡Claro! ¿Quien más
poseía una linterna? – explico la Coruja, satisfecha.
Se encaminaron,
entonces, para la región donde el pajarillo viera la planta, siempre guiados
por Vavá, que iba al frente, todo orgulloso, iluminando el camino.
Caminaron...
caminaron.... Caminaron... hasta que, bien escondida, allá estaba ella.
Doña Coelha, muito
feliz y aliviada, no sabia como agradecer:
¡Agradecida, Vavá!
¡Si no fuese por usted y su linternita nunca habria conseguido. ¡Que Dios la
bendiga!
Vavá, que, por primera
vez se sentía útil y valorizado, quedo satisfecho. Y percibió que el don que
Dios le dio era mucho…muy importante, y podría ayudar a mucha gente.
Ahora ya no se
incomodaba más por no ser bello como las mariposas, o perfumado como las rosas,
o tener voz melodiosa como los pájaros.
Ya no se sentía más
como un pequeño e insignificante insecto, inútil y despreciado por todos. El
era muy importante y tenía una tarea que solo el podía ejecutar: clarear las
tinieblas.
Y, a partir de ese día,
Vavá paseaba siempre por el campo, confiado en si mismo u orgulloso de su luz,
agradeciendo a Dios la bendición que le concediera.
FIN.
FIN.
Tía Celia.
Traducción: MERCEDES CRUZ REYES - MERCHITA926@telefonica.net
Fuente: El Consolador - Revista Semanal de Divulgación Espírita.
Autora: Célia Xavier Camargo.
Las historias relacionadas
aquí fueron retiradas, en su mayoría, del periódico Seara Espírita, de
responsabilidad del Grupo Espírita Seara do Mestre, publicación mensual,
actualmente con 50.000 ejemplares, y otras fueron creadas por evangelizadores
para sus clases de evangelización. Fuente:
http://www.searadomestre.com.br/
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